En la opinión de “El Dr Cizaña”.
Siempre comienzo mis notas con una pequeña semblanza, introducción o breviario cultural que dé paso a la nota pero esta vez la paciencia no me dio para tanto.
La semana pasada escribía sobre el asqueroso y nulo actuar del gobierno sobre los feminicidios en México. Hoy los ataques contra una figura femenina continúan y pareciera ser que quieren acabar de una tajo con la vida de ella, sí, de nuestra madre tierra.
Todas las culturas previas a la propaganda política del monoteísmo (en cualquiera de sus presentaciones), guardaban un respeto, valorización y exaltación de la naturaleza y del medio ambiente porque “ERAN CONSCIENTES QUE SIN ELLA NO HAY VIDA”
El monoteísmo propagado por toda Europa y Medio Oriente termina matando al naturalismo con el que se regían muchas etnias y pueblos, considerándolos bárbaros e incivilizados (pregúntenle a todo el continente americano y africano que fue invadido, saqueado y destruido desde hace más de 1500 años hasta la fecha). Quema de brujas, expropiación de tierras y otras tantas barbaridades que amablemente nos dejó la Santa Inquisición, que de santa tenía lo que yo de ruso.
Después viene “el capital” con la revolución industrial forjada en Europa y esparcida por todo el mundo como las plagas que trajeron a nuestro continente y terminaron diezmando a nuestros pueblos originarios. Y lo más triste ahora, es que estos dos entes trabajan de la mano para seguir jodiendo el planeta por intereses viles, perversos y que obvio solo “benefician” a unos cuantos.
En internet (¿dónde más?) se habla de la tragedia que está sucediendo en estos momentos en toda la amazonia y que está arrasando principalmente con la selva que pertenece a Brasil, lugar en el cual, gobierna una de las personas más imbéciles sobre las faz de la tierra. A lo largo de más de dos semanas se han consumido más de medio millón de hectáreas de selva en más de 34 mil puntos y el “imbécilísimo” señor Bolsonaro no ha hecho absolutamente nada para tratar de parar este ecocidio (provocado a todas luces) y además aventarse la puntada de decir que: Brasil no le debe nada al mundo, que la amazonia es de Brasil y que literalmente le vale madre el asunto al grado de desechar 22 millones de dólares (una baba) que países del G7, encabezados por Francia y su presidente Macron ofrecieron para tratar de detener el incendio que está arrasando con un espacio de tierra que provee más del 20% del oxígeno que respiramos.
Este asunto no es aislado; en Siberia se consumieron más de 2.7 millones de hectáreas de bosques por incendios según la agencia Sputnik, pero a diferencia de Brasil, en Rusia se hizo uso de aeronaves del Ministerio de Defensa para sofocar los incendios que están controlados ya en más de un 50%.
Por otro lado, la cuenca de África central tiene una selva de 3,3 millones de kilómetros cuadrados -que incluye territorios en RDC, República del Congo, Gabón, Camerún y África Central, la cual es la 2da más grande del mundo, sólo por detrás de, sí, el Amazonas. Y esto no ha sido publicitado, antes bien ha sido minimizado, ya que algunos “analistas” indican que los incendios en esta parte de África no están consumiendo bosques o selvas, ya que muchos de estos ya habían sido deforestados anteriormente por la industria maderera y el aceite de palma. Hablamos del otro pulmón del mundo.
Nuestro país, desgraciadamente, no fue la excepción ya que en la reserva de la biósfera de Sian Ka’an en Quintana Roo, cerca de 2.500 hectáreas de selva fueron consumidas por incendios y otras tantas en el bosque de La Primavera en Zapopan Jalisco.
India, Polonia, EUA, Portugal, Indonesia, Francia, Italia, Israel y España son otros países que han visto sus territorios arder este verano en mayor o menor medida pero ninguno comparado con lo que pasa en la amazonia, Siberia, África o México.
Basta decir que estamos en un punto sin retorno sobre nuestra estadía en este planeta y que tenemos los años contados si seguimos con este modelo económico y de producción no sustentable.