Muchos niños que no saben ni hablar, hijos de los amantes de Los Ramones, llevan sus camisetas: negras y con las letras blancas gritando desde la tela ese nombre que ha movido a medio mundo.
El grupo formado por Johnny, Joey, Tommy y Dee Dee, que inauguró la era del punk y rock hace cuarenta años publicaba en abril su primer disco Ramones. Como su nombre, que tiene su historia: el seudónimo que a veces usaba Paul McCartney para registrarse en los hoteles, Paul Ramon, fue lo que los llevó al plural y a la identidad.
El grupo que ya en su primer disco daba temas que hoy son clásicos indiscutibles como como Blitzkrieg Bop, Beat on the Brat, Judy is a Punk o I Wanna Be Your Boyfriend no sólo no consiguieron conquistar a los suyos, sino que durante toda su carrera, hasta su separación en 1996, sus ingresos llegaron de los conciertos no de los álbumes, lo que hizo que apenas pudieran bajarse de los escenarios. La cifra es digna de mencionar: 2.263 conciertos por todo el mundo y también la ausencia de ‘hit soñado: pese a haber grabado 14 álbumes de estudio nunca lograron vivir de ellos.
Una carrera que no sólo tenía problemas fuera: durante años el cantante no se hablaba con el guitarrista, y es que Johnny le había ‘robado’ (si es que se puede decir así, que estas cosas son siempre de dos) la novia (Linda Danielle) a Joey. Y esto por no hablar del Trastorno Obsesivo Compulsivo que sufría el cantante o la independencia y extrañeza de Deep, que lo mismo daba canciones brillantes a la banda que publicaba un disco de rap.
Una extraña ‘familia’ que dio entrada al punk-rock y que hoy es el nombre más estampado en la ropa, aunque nunca hayan sido los más vendidos.